sábado, 31 de diciembre de 2011

Segundo:
"Cualquier cosa, menos temas comprometidos, ¡GRACIAS!"

Ese día odiaba mi pelo ¡Y CON RAZÓN!, estaba lleno de nudos, me salían hasta tirabuzones... En fin, horroroso...
Al acabar de vestirme, o al menos parecerlo, me dí cuenta de que había quedado con mi amiga Carmen, se lo iba a decir a mi padre pero, pensé que ya lo entendería, así que cogí mi cazadora de cuero y me fui por la puerta dejando algo de mi dignidad atrás.


(Ya en el ascensor....)
-¿Supongo que nos iremos pronto no papá? Estoy muy cansada y me duele un poco la cabeza.
-¿Y entonces por qué vienes si te encuentras tan mal?- (mirada desafiante...)
-Es que... Bueno....Prefiero que me dé un poco el aire.
-¡YA! Claro que si....- (mirada aún más desafiante con cara de sarcasmo...)


(Fiuu!...) Vale, a los padres puedes mentirles un poco, pero al darse cuenta, una cosa es que se hagan los tontos y otra muy distinta es que sean tontos, y, mi padre no lo es en ningún sentido. Recuerdo que a principios de verano del año pasado tuve una discusión con él porque le había dicho que el libro de mates (con el que tenía que estudiar debido a que las había suspendido) supuestamente le tenía mi amiga Carmen, porque a ella se le había perdido. En fin, me supongo que el final ya os le esperáis, lo acabo descubriendo y, bueno...¡ME QUEDÉ SIN PERRO! No es algo de lo que esté realmente orgullosa, desde entonces no he vuelto a mentirle en ningún sentido, sé perfectamente que acabaría mal.
Llegamos a la ciudad, justo debajo de su casa mi padre estaba intentando aparcar, o al menos intentarlo, en un mini hueco que había bajo un árbol que sobresalía del recinto de un pequeño parque (¡JÉ! que gracioso, se pensaba que iba a caber ahí....al final aparcó).
Sería verano y todo eso que decían por las noticias, pero esa noche hacía un frío que pelaba hasta a las gatos, ni los pájaros querían salir del nido. Era un día PEREZOSO, de esos en los que prefieres estar en tu casita viendo la tele, la serie o programa más ridículos que hechasen en ese momento, cualquier cosa con total de dejar pasar las horas.


Tuvimos que dar toda la vuelta antes de llegar al portal. Frío...Cansancio...Dolor de cabeza...Qué más puedo pedir yo, ¡SI LO TENGO TODO!


(Durante el camino...)
-Ángela...
-¿Qué?...
-¿Hoy has hecho algo de matemáticas?- Vaya...¡YA TUBO QUE SALIR EL TEMA!
-Pues...si. Pero papá, seamos realistas, NADIE a hecho ni va a hacer ese cuadernillo.
-Ya, pero a mí me dan igual los demás, a mí quien me importa de verdad eres tú.- (Pues si que.....)
Lo único que supe hacer en ese momento fue poner la típica cara de culpabilidad, no soportaba que mi padre me pusiese siempre en ese papel, ¡NO ERA NADA AGRADABLE!

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Primero:
"A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante".


Era verano, sobre las 6 de una tarde de Agosto, cuando estaba haciendo las tareas en mi cuarto, sólo esperaba que alguien me interrumpiese para dejar mis queridos deberes de recuperación de matemáticas a un lado.


Por cierto, me llamo Ángela y tengo 13 años, soy una PRE-adolescente intentando comprender a un mundo en el que nada tiene que ver con mis cuentos de hadas.
Si tengo algo que reconocer en esta vida es que mis amigos tienen razón (y sin que a veces me guste demasiado) es en que estoy un poco loca, pero ¿Quién no tiene a veces, en algún momento del día ese punto de locura, de tirar todo por la borda, de gritarle al mundo entero lo feliz que eres, lo que te a pasado, lo que sientes por la persona que te encuentras cada día en el mismo sitio y a la misma hora? Pero recuerdo que oí una vez de pequeña decir a mi abuelo que las mejores personas lo están.
También es cierto que siempre se me ha hecho difícil y me ha dado un poco de miedo decribirme, pero describirme en serio. Y ahora estaréis pensando: "¿Pero de qué habla esta?", pues sí, y con decribirme es serio me refiero a que no diga lo típico, lo de siempre, lo que dicen todos, lo que se espera la mayoría que les respondas cuando te piden que les hables un poco de tí, lo que te preguntan algunos test o páginas para inscribirte sobre que decribas tus aficiones, no, a eso no. Yo me refiero a algo mucho mas lejos, mas profundo, es mas...¡MUCHO MAS PROFUNDO DE LO PROFUNDO QUE PUEDE LLEGAR A SER LO PROFUNDO! Ya sé, mucho lío, pero como os dije antes, ¡ESTOY MUY LOCA!


Bueno, a lo que íva, estaba de los nervios, las matemáticas me estaban desesperando por completo, tanto número me estaba volviendo ¡TARUMBA! Pero todo eso acabo cuando mi padre apareció por la puerta y me dijo:
-Ángela ¿quieres acompañarme a casa de Fernando?- madre mía, ¡MIS PLEGARIAS HABÍAN SIDO ESCUCHADAS!
*Antes de nada, voy a aclarar que Fernando es un buen amigo de mi padre al que conoce desde hace bastantes años, su mujer se llama María y tienen dos hijos, Nicolás y Marcos.*
Al principio me hice un poco "la vaga", pero al final acabe contestando:
-Bueno....Esta bién....¿Por qué no?- La verdad es que no me apetecía mucho, pero con total de librarme de los deberes...¡ENCANTADA!


Me empecé a preparar, pero lo que no sabía era lo que para nada me esperaba: una adicción a algo no recomendable y dificil de desacer....
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